El temor de los usuarios hacia un nuevo lanzamiento de Windows se divide a partes iguales entre los problemas que pueda tener, y tener que volver a pasar por caja. Windows es un producto de pago, y no precisamente barato. Por tanto, gastarnos entre 150 y 250 euros (dependiendo de la versión) en un producto que solo nos va a durar 5 años, duele bastante. Sin embargo, la llegada de Windows 11 no tiene por qué preocuparnos. Si tenemos una clave original de Windows de Windows 7, 8.1 o 10, vamos a poder actualizar a Windows 11 sin tener que hacer nada más.