Si el troyano lo has hecho tú mismo, sabes lo que hace, y estás seguro de que no puede saltar de la máquina virtual al anfitrión, puedes. Si el troyano lo has "encontrado por ahí", no tienes ni idea de lo que hace realmente, y no tienes forma de saberlo, minimizas el riesgo pero no lo eliminas. Un sistema comprometido (ya sea el virtual o el anfitrión) puede comprometer la seguridad del otro sistema. Sobre todo si ambos tienen sistemas operativos de la misma familia.
Sería muchísimo más seguro si tuvieras un anfitrión con Linux y un virtual con Windows y probaras los troyanos en la virtual con Windows.
Sería muchísimo más seguro si tuvieras un anfitrión con Linux y un virtual con Windows y probaras los troyanos en la virtual con Windows.