Yuri Gagarin fue al espacio hace 50 años

Iniciado por KarlosVid(ÊÇ), 12 Abril 2011, 08:14 AM

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KarlosVid(ÊÇ)



CON EL PRIMER humano que orbitó la Tierra comenzó en firme la conquista del espacio, una carrera en la que se ha avanzado pero aún mantiene al hombre muy cerca de su casa. ¿De qué ha servido? ¿Qué sigue? Retos y sueños.

No hubo de otra durante esos 108 minutos, que elevarle su rango por el heroísmo. Nadie pensaba que volvería a posarse sobre la superficie del planeta fresco como una lechuga.

Cuando el mundo se enteró de que Yuri Gagarin había dado una vuelta a la Tierra a bordo de la Vostok 1, no salió fácil del asombro. Hasta los norteamericanos, derrotados por el socialismo soviético, no pudieron menos que enviar su felicitación. La carrera por la conquista del espacio había comenzado. Y aunque pronto tomaron la delantera, ¿de qué ha servido?

Fue un giro apenas, frente a los casi 69.000 que ha dado la Estación Espacial Internacional desde 1988 sobre nuestras cabezas, a 350 kilómetros del suelo.

De aquel !vamos! (¡poyekhali!) que pronunciara Gagarin tras despegar la nave, que atizó con ese "qué hermosa es la Tierra", que motivó a los estadounidenses a correr con su proyecto Mercury para subir a John Glenn para darle tres vueltas al planeta, de ese día a hoy más de 500 humanos de unos 30 países han visitado el espacio.

Fue Gagarin el que movió al presidente de E. U. John F. Kennedy ordenar que antes de finalizar esa década un hombre estaría en la Luna. Se logró. Y el hombre sacó pecho: Marte, el espacio interestelar... Todas las metas parecían posibles. No hay barreras imposibles. Y aún muchos lo creen.

Jean-Jacques Dordain, director de la Agencia Espacial Europea (ESA), dijo, al recordar al ruso explorador que "el espacio y los vuelos espaciales humanos en particular, han sido los motivadores de una visión específica, que nuestro futuro es global. En los próximos 50 años, veremos más trabajo unido. Iremos allá, a la Luna o Marte, o los dos".

Si bien la Estación Espacial Internacional es el esfuerzo de varios países, no está claro el camino de lo que seguirá.

Hay una razón clara, como explicó en Scientific American el escritor de ciencia Lawrence Krauss: la realidad. Un viaje espacial es costoso frente a las necesidades de un planeta cada vez más desarreglado. La EEI es un programa de 100.000 millones de dólares y aunque ha servido para ver cómo responden los humanos en el ambiente exterior y para este y aquel experimento, no aspira a más.

Marte, esa meta soñada no es posible hoy: nadie resistiría 18 meses de radiación intensa.

La exploración espacial parece justificada, olvidado el sueño de ir a planetas vecinos por minerales y otros recursos de la mente de escritores baratos, porque como lo reconoce Krauss, es la única manera de que la especie sobreviva.

50 años después de Gagarin, el hombre tiene una nave, Voyager 1, que apenas está saliendo de la influencia del Sol. Marte es explorado por robots, que se piensan para otros destinos y al más pequeño de lo vecinos, Mercurio, sólo ahora acaba de llegar la sonda Messenger.

Lo que sigue depende de logros tecnológicos: velocidad y autonomía de las naves, y mayor capacidad de adaptación de los humanos, alternativas ligadas a inmensas sumas de dinero (el transbordador saldrá de circulación este año y nadie sabe qué lo remplazará).

Si no, quedarían opciones sacadas de la ciencia ficción, como robots que lleguen a lejanos mundos e inicien vida orgánica en ellos, viajes con solo tiquete de ida o, para tranquilidad: la juventud de la especie humana.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/Y/yuri_gagarin_fue_al_espacio_hace_50_anos/yuri_gagarin_fue_al_espacio_hace_50_anos.asp?CodSeccion=183






Hace medio siglo, Yuri Gagarin pasó a la historia al convertirse en el primer ser humano en volar al espacio.

Cuando Yuri Gagarin se convirtió en la primera persona en viajar al espacio el 12 de abril de 1961, millones de personas quedaron maravilladas.
Pero una adolescente, contemplando el cielo desde una ventana de una escuela rusa, se quedó petrificada.


Era la sobrina de Yuri, Tamara Filatova, quien por entonces tenía 14 años.
"Estaba muy preocupada por él", dice, sentada en el pequeño museo dedicado a Gagarin, en la ciudad donde creció el primero de los cosmonautas.
"Recuerdo ese día. Estaba en la escuela y el profesor de repente preguntó: 'Tamara, tu tío es piloto, ¿verdad?'. Asentí. '¿Yuri Gagarin?' Respondí que sí. '¿Sabes que está en el espacio?'".

Tamara sólo quería que su tío regresara a la Tierra, y no fue hasta que el maestro anunció más tarde la duración de su viaje, 108 minutos, y que había regresado sano y salvo, que la adolescente pudo respirar con alivio.

"Aunque en esa época ya se habían puesto satélites en órbita y se habían enviado animales fuera del planeta, que regresaron más tarde con vida, el espacio era visto todavía como algo temible, muy peligroso, como un abismo negro que fácilmente podía tragarse a alguien", dice Tamara.
En consecuencia, "lo primero que sentí fue una preocupación extrema por alguien a quien quería mucho".

Primer ciudadano

Filatova es una de las pocas personas del círculo íntimo de Gagarin que está dispuesta a hablar abiertamente sobre la corta pero intensa vida del cosmonauta.

"El espacio era visto todavía como algo temible, muy peligroso, como un abismo negro (...) Lo primero que sentí fue una preocupación extrema por alguien a quien quería mucho"
Tamara Filatova, sobrina de Gagarin

El carismático ruso se transformó en un héroe cuando regresó de su breve viaje al espacio.

Descrito como el primer "ciudadano del mundo", Gagarin fue recibido por igual en el capitalista Estados Unidos y la socialista Francia; fue abrazado por Fidel Castro y presentado a la reina Isabel II.

Pese a todo, pocos son los detalles que se conocen de los primeros años de Gagarin, sobre todo los de su infancia en un área rural, eclipsada por la Segunda Guerra Mundial.

Niño de campo

El pequeño pueblo de Klushino, rodeado de extensos campos, se encuentra a unos 200 kilómetros de Moscú.
Se pueden ver gallinas cacareando alrededor de casas de madera y tractores desplazándose como en muchos otros poblados de Rusia. Pero aquí, en medio de una calle de asfalto maltrecho, un cartel anuncia: "Hogar del primer cosmonauta".
Klushino no parece exactamente el lugar de nacimiento de una leyenda.
Lo único que nos hace recordar que en este pueblo creció el cosmonauta es ese letrero descuidado, con la pintura descolorida, y una vieja casa de una planta, que es la réplica exacta de donde vivía la familia de Yuri antes de trasladarse a la cercana ciudad de Gzhatsk, ahora llamada Gagarin.


La casa es una réplica de la vivienda original.

No sólo la familia se llevó consigo todas sus pertenencias, sino también las paredes y los techos de la vivienda. El padre de Gagarin desmanteló completamente la casa y la reconstruyó en Gzhatsk.
Una réplica de la vivienda original fue construida en Klushino en 1971 y se convirtió en un museo, que es atendido por Nadezhda Yakovleva desde hace más de 30 años.

El museo en Klushino nunca ha sido financiado por el gobierno, dice ella.
La familia y los amigos del cosmonauta, así como un puñado de vecinos, han hecho lo mejor que han podido para conservar el edificio, explica Yakovleva.
La falta de apoyo tal vez explique la ausencia de turistas. Llegar a Klushino es difícil: no hay caminos adecuados ni infraestructura para recibir a los visitantes, y nunca se ha hecho campaña publicitaria para llamar la atención sobre el pueblo.
"Yuri era un chico alegre, amante de la diversión", comenta Yakovleva, quien ha pasado muchos años estudiando la vida del cosmonauta y su familia, incluso a través de testimonios.
"La familia vivió aquí desde 1933 hasta 1945. Su padre era carpintero y su madre, lechera".

"Choza de barro"

La familia -como muchas de la época- se vio conmocionada por la Segunda Guerra Mundial.
Yuri había comenzado la escuela cuando el ejército alemán invadió Klushino en noviembre de 1941.

"Nadie era capaz de resistir su sonrisa. Y le gustaba mucho a las chicas"
Elena Kozlova, ex maestra

Muchos pobladores fueron obligados a abandonar sus hogares y la familia Gagarin tuvo que cederle la vivienda a un oficial bávaro.
"Se les permitió quedarse pero detrás de la casa, donde cultivaban verduras", explica Yakovleva, mientras señala un pedazo de tierra que ahora está vallado.
"Construyeron una pequeña choza de barro, donde vivieron toda la ocupación alemana: un año y nueve meses".
La réplica de esta vivienda precaria no tiene más de tres por tres metros; contiene una pequeña mesa, dos literas estrechas donde dormían los padres y sus dos hijos mayores, y un calentador que también podría ser utilizado como cama.
Incluso después de la invasión nazi, los escolares utilizaban cartuchos de municiones para aprender a sumar y restar por falta de suministros básicos.

Camino al espacio

A principios de 1946, cuando el futuro cosmonauta tenía 13 años, la familia se trasladó a Gzhatsk.


El museo nunca ha recibido asistencia gubernamental.

Allí Elena Kozlova le enseñó botánica a Gagarin. "No era su asignatura favorita, pero se la tomó tan en serio como la física y la matemática, sus preferidas", comenta su ex maestra de 91 años.
A Gagarin le gustaba hacer bromas, añade, pero siempre lograba que le perdonaran sus travesuras.
"Nadie era capaz de resistir su sonrisa. Y le gustaba mucho a las chicas".
Kozlova explica que fue en sexto grado cuando Yuri ingreso a un club de una escuela de aviación y comenzó a soñar con volar.
Aunque su primer trabajo fue como fundidor, consiguió matricularse en el Colegio Técnico de Saratov, donde aprendió a pilotar un avión ligero.
Como manifiesta Filatova, la sobrina de Gagarin, "cuando era estudiante (de Saratov) no tenía mucho dinero y debió trabajar a medio tiempo como estibador en el río Volga. El dinero lo usaba para comprar obsequios a su familia".
"Mi primer regalo importante, una bicicleta, me lo hizo él".

Con los pies en la tierra

En 1955, Yuri Gagarin entró en la Escuela de Pilotos de Oremburgo y, al graduarse, ingresó a la Fuerza Aérea Soviética como teniente.
Era en el grupo de los mejores pilotos que se seleccionaba a los potenciales cosmonautas.


Gagarin tenía apenas 27 años cuando realizó su hazaña.

Yuri tenía apenas 27 años cuando despegó en el primer vuelo espacial tripulado.
"Fue un día muy importante para todos", recuerda Kozlova, su maestra.
"Cerraron la escuela durante tres días; hubo celebraciones en todas partes".
En una visita a su ex escuela, "se acercó a mí y su primera pregunta fue: '¿Cómo están tus niñas?'. Esto me conmovió profundamente. Pensé: 'Dios mío, es mundialmente famoso pero se acordó de preguntar por mis hijos'".
En esa ocasión, "los profesores no sabían cómo dirigirse a él hasta que uno dijo: 'Ven por favor, señor Gagarin".
Al oír esto, "él se rió y respondió: '¿Señor Gagarin? Para todos ustedes, siempre voy a ser simplemente Yuri'".
Pero aunque se empeñara en demostrar que seguía con los pies en la tierra, la vida de Gagarin había cambiado para siempre.

Vuelo final

Después de su hazaña, el cosmonauta continuó con su formación. Le interesaba mejorar sus habilidades como piloto para, al final, embarcarse en un vuelo fatídico del que nunca regresaría.
"Se suponía que debía volver (a Ghatsk) para el cumpleaños de su padre, el 30 marzo de 1968. Él solía venir a celebrar los cumpleaños de sus padres", recuerda Tamara Filatova.

"Su primera pregunta fue: '¿Cómo están tus niñas?'. Esto me conmovió profundamente. Pensé: 'Dios mío, es mundialmente famoso pero se acordó de preguntar por mis hijos'"
Elena Kozlova, ex maestra

Sin embargo, "tres días antes del festejo, el 27 de marzo, murió en un accidente aéreo".

No está claro lo que salió mal en el vuelo y por qué Gagarin y su copiloto, Vladimir Seregin, no fueron eyectados del MiG-15 antes de que la nave golpeara el suelo a 600 kilómetros por hora.
Las teorías abundan. Una sostiene que otro avión -volando por debajo de su altitud mínima- provocó una turbulencia que hizo que los pilotos perdieran el control de su aparato.
El accidente también dio lugar a otras teorías conspirativas que van desde las acusaciones de que Gagarin estaba borracho hasta las sugerencias de que lo mataron deliberadamente, a raíz de una disputa con el líder soviético Leonid Brezhnev.
Para Tamara Filatova, estas versiones tienen poco significado. Para ella, lo único que importa es que alguien muy querido falleció el 27 de marzo de 1968.
"Han pasado muchos años desde que murió, pero todavía no puedo aceptarlo", asegura.

"Y hay algo que me pone muy triste: que no lo veo en mis sueños".

Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/04/110404_yuri_gagarin_espacio_aniversario_rusia_klushino.shtml